
En la diatriba en la que se encuentra en la actualidad Amaury Sport Organisation con la ubicación posible para 2009 para el Dakar parece tomar posiciones delanteras Argentina. Al menos éso se deduce de la noticia publicada por autosport.com en la que señala que el ASO ya habría firmado un contrato con una empresa argentina para comenzar a trabajar de forma inmediata, en el año que hay por delante, con esta nueva ubicación. Con un África que se ha convertido en un avispero, políticamente de casi siempre y en lo religioso los últimos años, es una obligación el buscar nuevos horizontes que permitan disputar la carrera sin asuntos extradeportivos que empañen el resultado deportivo o pongan en peligro la vida o integridad física de los participantes o de las personas que acomapañan la caravana. Y sobra decir que si bien la carrera puede sobrevivir, al menos en su esencia, a una suspensión, en caso de tener que hacerlo por segundo año consecutivo puede ponerse fin a la idea concebida por Thierry Sabine en 1977 mientras se encontraba perdido en el desierto.

En días pasados Chile ya mostró serias credenciales para acoger parte de la carrera lo que junto a Argentina pueden hacer un recorrido variopinto y sobre todo con una distancia acorde a lo que requiere una prueba de estas características. Brasil también pretendía acceder pero parece más complicada su presencia debido principalmente a su clima y a sus zonas de selva. Según indica autosport.com el otro candidato a hacerse con el espíritu del Dakar sería el continente asiático. La idea sería partir de París y terminar en Beijing pero parece descolgarse por dos motivos: los costes economicos y un clima un tanto extremo en esa época del año. Australia, con ingentes zonas desérticas en su interior, lo tiene incluso más complicado. Parece por tanto que el Dakar sobrevivirá, o al menos el espíritu de aventura soñado por Sabine con los pilotos enfrentándose a la naturalez. Pero aquel Dakar mítico, el que partía de París y visitaba páises como Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Níger, Senegal, Mauritania e incluso Sudáfrica cuando en 1992 se llegó a Ciudad del Cabo, se ha perdido para siempre. Infelizmente, y a diferencia de lo que ocurre en el cine, "los malos" han ganado la partida esta vez.
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