Los franceses se han instalado a 80 km de
Barcelona para realizar unas jornadas de entrenamientos
Tras la retirada de Marcus Grönholm, en Citroën se las prometían felices. Más de uno pronosticaba un camino de rosas de Sébastien Loeb hacia su quinto título mundial y de un nuevo campeonato en el apartado de constructores.
Pero después de disputar las tres primeras carreras del Mundial, la realidad es muy distinta. El galo está a un punto del líder Mikko Hirvonen y Citroën ocupa la segunda plaza del campeonato empatado a 25 puntos con Subaru.En la marca del doble chevron no pueden relajarse si no quieren perder la estela de Ford. Por eso, durante esta semana el equipo se ha instalado en la comarca del Bages, a unos 80 kilómetros de Barcelona para probar elementos nuevos en el C4 WRC de cara a las próximas carreras del campeonato. Durante la jornada de ayer, Dani Sordo y su copiloto Marc Martí fueron los encargados de experimentar todas las modificaciones.Su trabajo proseguirá durante el día de hoy, mientras que mañana y el viernes tomarán el relevo Loeb y Daniel Elena.Bajo la atenta mirada de Laurent Fregosi, el ingeniero responsable de supervisar cada una de las pruebas, el cántabro completó más de 200 kilómetros durante el día de ayer, después de realizar unas 50 pasadas por el tramo conocido como Cal Xic, de unos 4 kilómetros de tierra, situado a medio camino entre Súria y Balsareny. “En estos tests no te puedes fiar de los tiempos, porque pasas tantas veces por el mismo sitio que al final te lo conoces de memoria”, explicaba Dani durante una de las paradas técnicas, mientras el equipo de mecánicos desmantelaba el coche para probar sistemas nuevos de suspensión, transmisión y tracción. Para estos entrenamientos, Citroën ha trasladado unas 25 personas, entre ingenieros, mecánicos, pilotos y personal de mantenimiento. A pesar de que tratan de llevar las pruebas con la máxima discreción para mantener su trabajo alejado del público, es inevitable que los vecinos de las proximidades se enteren de la presencia de los mundialistas y se acerquen para verlos de cerca. Por eso, un equipo logístico, formado por unas diez personas, se encargan de controlar todos los accesos y caminos que comunican con el tramo cerrado.
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